TAMARA
San Andrés Tuxtla, Catemaco, Veracruz, México. 1998
25 años de edad. 7 años como como trabajadora de la construcción
Salario: $2,100 MXN ($125 USD) a la semana
Mi nombre es Tamara, originaria de San Andrés y orgullosamente veracruzana.
Cuando era niña, mi mamá se dedicaba a hacer artesanías de barro: pajaritos, perritos, peces, tortugas, platos y ollitas. Pasábamos horas cocinando y pintando estas piezas. Cada seis meses íbamos a la capital a venderlas, pero con el tiempo, la extracción de barro se volvió cada vez más difícil. Los ejidatarios comenzaron a adquirir esos terrenos, impidiéndonos el acceso y amedrentándonos, lo que hacía la recolección de barro para nuestras artesanías una tarea complicada y peligrosa.
Las tierras, que antes eran libres, ahora estaban restringidas. Esto nos obligó a incrementar nuestros precios o limitar la producción, y las ventas comenzaron a disminuir. Eventualmente, comenzamos a hacer trueques con los vecinos por arroz, frijol, maíz o queso.
Estudié hasta tercer grado de primaria, y a los 14 años empecé a trabajar en la pesca, acompañando a mi padre. También trabajé en el corte de café y tabaco, actividades que, aunque mal pagadas, eran suficientes para vivir y me hacían feliz, además de permitirme estar cerca de casa.
He trabajado en la construcción durante los últimos siete años.
Mi papá me trajo para ayudar con el sustento, ya que mis hermanos y mi mamá dependían de mí. Comencé como auxiliar de limpieza en obra negra, luego trabajé como carpintera, haciendo escaleras, andamios, cajones para el colado de la cimentación y tarimas para la construcción en obra negra. Actualmente, me desempeño como bodeguera de materiales, realizando listados de materiales, nómina y facilitando los papeleos para la contratación de personal.
Uno de mis sueños es encontrar un mejor trabajo fuera de la obra, llegar a ser contratista o estudiar para ofrecer mejores condiciones de trabajo y salario a mis compañeros, para que no tengan que enfrentar las situaciones de discriminación y violencia que yo he experimentado al defender mis derechos y alzar la voz. Deseo que la situación para mí y mis paisanos mejore y podamos regresar al pueblo para rescatar nuestra tierra.
Hace más de dos años comencé mi proceso hormonal; soy una mujer por fuera y no solo por dentro.
Mamá, tu hija a veces sufre, pero al igual que tú, no se rinde.